Una dura lección de Geometría Espacial

Son las ocho con veinte de la mañana y hace un frío del demonio, aunque supongo que no podría decir que hace un frío del demonio, porque éste vive en el infierno y el infierno es caliente, o al menos eso nos decía el cura del colegio. Pensé en iniciar este blog al mejor estilo de las letritas chiquitas que aparecen al inicio de cada capítulo de los expedientes secretos X: Av. Universitaria / Cdra. 15 / 8 A.M. / Paradero de la Católica.

Pero es curioso como cada día es como un episodio de los Expedientes X con todos sus marcianos, sus oscuras fuerzas del mal y con gente que corre de un lado a otro con sacotes negros y lentes oscuros para parecer importante. Supongo que si cada día de nuestra existencia fuera un episodio de esa serie, al final de nuestras vidas tendríamos toneladas y toneladas de discos de DVD polvorientos y hongueados, unos más oscuros que otros y algunos con virus, cayéndose del estante pues son demasiados y es entonces cuando la memoria comienza a olvidar.

Me encontraba desvariando en medio de esas nimiedades cuando divisé las franjas azules con blancas y el chillón número 18 que me llevarían a mi centro de idiomas.
Son vacaciones para mí, pero no parece serlo para la manada de trabajadores cuyas extremidades se agitan por fuera de las ventanas de la Couster que intento detener. No puedo evitar una expresión de fatiga, pues aunque haya levantado la mano con anticipación, el chofer detiene su vehículo a 5 ó 6 metros de donde me encuentro parado.

Inmediatamente, un Indiana Jones de camisa grasienta y cuatro dientes me pide a gritos que me apure, como si la gigantesca bola de piedra viniera tras nosotros para aplastarnos. Será que ya estoy acostumbrado, porque le sigo el juego y corro como si el mundo se fuera a acabar. Una vez dentro, noto como inmediatamente la atmósfera se hace más pesada, irrespirable.

Como un mundito aparte me sumerjo en la muchedumbre y el poco carismático Indiana me hace una petición con sintaxis imposible: “hermanito, avanza atrás.” Supongo que jamás se habrá puesto a pensar que no hay nada más contradictorio que avanzar atrás. Me hago el loco pues sé que bajaré a algunas cuadras y es realmente tedioso el ir hasta el oscuro fondo del vehículo para volver desde las tinieblas hacia la puerta con la respiración entrecortada en un esfuerzo descomunal sólo comparable al de un ratón deslizándose suavemente por el esófago de una serpiente cascabel.

Mi intento por pasar desapercibido se frustra con una nueva petición igualmente absurda: “avanza al fondo varón”. En un intento de concesión, doy medio paso hacia mi izquierda y mi anfitrión se olvida del asunto. Mientras Indiana continúa promocionando su servicio con las últimas letras de las avenidas que comprenden su ruta ('taria, 'susmaría, 'requipa, 'rranco, 'rillos) noto como una escolar impaciente mira desesperada su reloj, tal vez porque piensa que el hecho de verlo hará más lento el paso del tiempo.

Curiosamente, el tiempo no parece ser mayor preocupación para su condiscípulo uniformado con los mismos colores, quien en humanitaria labor procura la comodidad de una madre de familia y sacrifica su espacio personal apretujándose más contra las espaldas de su compañera. Cuanto civismo en nuestra niñez.

De repente se da el típico choteo que enfurece tanto a los cobradores. Una respetable dama de antaño detiene la combi y se desanima tras echar una ojeada al interior del vehículo, total, ya vendrá otro. Cual quinceañera que coge una prenda en Saga y cambia de opinión con mirada de desagrado, retrocede y baja de la escalerilla sin poder ser más explícita: “Ya no hijito, ya no.”

Este tipo de desplantes siempre enfurecen al cobrador, una irreparable pérdida económica en la que el único culpable somos nosotros: los imprudentes, tacaños, desconsiderados, desordenados, egoístas e infelices que no nos da la gana de apretarnos cual sardinas en el fondo del vehículo hasta el punto de perder toda oxigenación y hacer caras chistosas con el rostro pegado a la venta trasera.

Nuestro chimuelo anfitrión, cuyo rostro maltratado por los años nos grita despiadadamente la carencia de agua y jabón en algunos sectores de nuestra ciudad, voltea la mirada hacia nosotros y cambia su trato inhumano por uno más inhumano.
He de suponer su militancia en alguna comunidad religiosa pues nos pide el mayor acto de fraternidad y calor humano: ´Apéguense al fondo, carajo´.

Nuestra reacción no se hace esperar. Más de uno comienza vociferar para hacerle entender que el vehículo está lleno y que tendrá que privar del maravilloso placer del viaje a los próximos transeúntes que pretendan subir. Ya pagué mi china y me gané el derecho, así que el hambre de justicia social (o simplemente mis ganas de hacer chacota un viernes por la mañana) aflora en mi sangre como si se tratase de los bríos rebeldes de nuestro José Gabriel Condorcanqui: ‘¿Dónde vas a meter más gente?, oe.’

El poco amable administrador de ingresos financieros de transporte público me responde la cosa más absurda que podría haber dicho en todo el viaje, como el coro de una canción que a todo peruano ya le es familiar: ‘ta vacío, al fondo hay sitio’ (bis).
Cual turba de escolares a punto de apanar al gordito lorna del salón, todos comienzan a repetir que no hay espacio, algunos sólo haciendo ruido, otros recordándole a Indiana la ruta por la que su hermosa progenitora lo alumbró.

Aprovecho la confusión para volver a mi posición original (medio paso a la derecha). El desinteresado romeo de uniforme escolar y mochila (con parches de Rezaka y Serial Asesino) ve frustrados sus intentos de dar pasión carnal a una apurada Julieta, quien se ha sumado al intento de enseñarle geometría espacial anuestro anfitrión y ha dejado de ver su reloj de Pucca.

¡Todos hacen lo que les da la gana!, ¡Siempre es lo mismo en el Perú!, ¡Oe imbécil no somos cuyes, somos gente!, ¡No está llevando cargamento, oiga!, ¡Cierra la puerta, animal! El chofer no se solidariza con nuestro vapuleado Indiana Jones, mira hacia el frente y se encomienda a su estampita despintada de Sarita Colonia.

He llegado a mi destino final y han pasado sólo quince minutos desde que salí de casa. Me apresuro inmediatamente a zafarme de lo que tranquilamente podría convertirse en un “mini-moqueguazo”, pues me acerco a mi instituto de inglés.Indiana Jones se despide de mí con ojos tristes y tratando de cobrarme aunque ya le pagué, le muestro mi boleto y me dispongo a dejarlo en medio del Ilave sobre ruedas.

A veces la mezquindad puede enardecer al viajero y un error de geometría espacial es un pecado capital, hasta el próximo post, esquina baja.

Este es el primer post y cada semana nos bajaremos en un paradero distinto. Estoy más que seguro, que todos tenemos más de una “combivencia” que contar, las cuales podrían servirme de inspiración para un próximo post. Comenten y despotriquen, en esta combi entran todos y si no, al fondo hay sitio.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

www.cbmproducciones.ws
Esta es una pagina en la cual vas a poder ganar un dinero extra en tus horas libresl

Unknown dijo...

Alvarinho, te felicito por tus ganas de ilustrarnos el tormentoso mundo de las combis, cual pogos que provocan tus tocadas, así es cada día por las calles de Lima. Sólo un consejito de un amigo, aunque tal vez no te animes a publicarlo; discriminas mucho al cobrador de combi, como un tipo irracional, salvaje, y hasta analfabeto funcional (parafraseando a tu querido profesor Falla), tal vez no te han enseñado lo que significa la idiosincracia del peruano o tal vez te falte más tolerancia con ellos y con toda la gente que sube a las combis, muchos de ellos tan pobres que no tienen para comprarse jabón y bañarse antes de subirse, en todo caso, el lenguaje oral que nos narras de aquel Indiana Jones, no dista mucho del lenguaje escrito que utilizas para escribirnos en este blog, sería bueno que revises tus escritos antes de publicarlos, no vaya a ser que viejos fantasmas te persigan. Espero que sepas aceptar estos consejos que te servirán para mejorar tus crónicas de medio pasaje.
P.D. Tómalo con "ALEGRÍA"

PaZ! dijo...

holaaa =) tb tengo un blog! jaja
te veo bn con las combis xD

Maria Paz

Talavera95 dijo...

Hola Alvarinho!XD,ya era hora q alguien ponga una pagina de "EL TRANSPORTE PUBLICO" y parece q te va a ir muy bien despues de todo hay muchas cosas q fastidian y molestan del transporte publico como q se pasen tu paradero y te dejen a 5 cuadras mas alla por que dicen "paradero baja" refiriendose a un verdadero paradero y no a cada esquina cuando ellos bajan en cualquier esquina(ironico no? solo porque eres unviersitario o un "chibolo"), tan solo por no querer parar y nosotros tener q bajar donde esperan los "futuros pasajeros posiblemente por hacerle la competencia al de la otra linea (muchas veces tambien a los de su propia linea) y eso:¡ME LLEGA! porque me hace perder tiempo y jode q no quieran bajar donde les dices por ganar posiblemente unas monedas.Las combis o custers son muy chicas vas incomodo y el techo sucio choca contra tu cabello recien lavadoy oliendo a frutas,chicle o simplemente otro aroma ya sea herbal o no;pues todo eso y mas debe ser publicado en esotos blogs y al parecer es el unico q trata de esto. bueno me despido alvarinho XD.
Este fue un comentario de producciones "Chicha Mistica" XD
P.D.le contare a todos de este blog ^^.

karoline dijo...

jajaja!!!


bn con el blog!

odio las combis!!!:o:o

nu m gustan m keda doliendo la espalda... y odio al cobrador!!
tmb al conductor ...y a los pasajerosss!!!

o__________X!!
ehmm.. meoh me kaiio!

QdT alaozZ!!

Anónimo dijo...

haha cheere tu post ah!
cheka mi pagina y mi ultimo articulo dedicado a los emos: http://lilnaz.webs.com/.
pronto publicare uno sobre los reggaetoneros tb! XD.

Anónimo dijo...

DE LA P.T.M. Quiero ver el siguiente post!!!! A ver cuando hablas de los patas que cantan en los micros o de los escolares que nadie quiere recoger. Bravazo el blog!!

Anónimo dijo...

...la genialidad de Xavier Abril combinado con...CARAJOOO!!!! (puUUuM!)

...esa es la cultura chicha, Chacon, Nigel...

...Gianina y Santos es como escoger entre la pichi y la caca...

...el alumno Tavara ha hecho una brillante comparacion de la Metamorfosis kafkiana con la batalla de Ayacucho...(grillos)...

Lolle dijo...

ayy las combis
son parte de nuestra vida como peruanos
xq aprendemos el arte de la supervivencia (como sobrevivir cuando te aplastan miles de personas)
el arte de la comunicación (como reclamarle al cobrador x el pasaje o xq ya no hay sitio)
el arte de la socialización (hablarle a la persona del costado cuando te kieres kejar de algo)

Jaime C. Gamarra dijo...

Muy buena hermanito! tu siempre con tu sarcasmo. Definitivamente el tema de los micros y las combis tiene para rato, ¿a quién no le ha pasado algo anecdótico en nuestro excelentísimo sistema de transporte público?

Sigue así hermanito!

Pasajeros inteligentes que pagan con sencillo...