Omnisciencia y click

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¿Qué le espera al periodismo en los próximos 15 años? (Musiquita futurista de fondo, por favor)

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El periodismo tradicional, como hoy en día lo conocemos, está condenado a sucumbir ante la instantaneidad y personalización de la información que el internet ofrece cada vez más con mayor exactitud y precisión. El mediacidio, la muerte definitiva de un medio, será evitable para quienes se nieguen a entiender la revolución de la sociedad de la información. La interactividad es la clave para sobrevivir en un mundo que avanza y no perdona al desactualizado.

Las resistencias del periodismo en “papel y tinta” serán vencidas una a una por alianzas entre las grandes corporaciones de tiendas por internet, redes sociales y óptimos buscadores que fusionarán la rapidez, la veracidad, y el conocimiento detallado del lector (gustos, zona geográfica, nivel socio-económico, fotos y todo cuanto el lector ha decidido publicar amistosa e inocentemente para compartir con quien lo quiera conocer) a fin de proporcionarle en tiempo real la información de su particular interés y necesidad. ¿Magia?, no, monitoreo.

Los medios de prensa no cederán ante tal desplazamiento cibernético, por lo que emprenderán querellas contra las principales mentes de la red argumentando el robo de la propiedad intelectual, la violación de la privacidad y cuanta argucia legal les permita alzar su voz abanderada y tradicional; aunque nadie puede extrañar lo que libremente otorga: la creciente tendencia de los lectores o cibernautas a compartir y difundir información personal a través de la publicación en cuanta ventana electrónica esté abierta a admitirla será la clave del éxito de los gigantes de la red que aprovecharán cada dato proporcionado para asegurar clientes, lectores y consumidores bajo el principio básico de “la sugerencia o recomendación on-line”.

Si en esta lucha de los medios físicos por la sobrevivencia, el papel alcanza una medida renegada, será la del panfleto o el boletín informativo, lo cual implicará un retorno a las formas más remotas de la prensa como folleto o gaceta.

Inmediatamente, a la hegemonía de los medios informáticos y la interactividad entre el medio y su lector (que será a la vez “ciber-periodista”), sobrevendrá la personalización al extremo: la capacidad de cada persona para generar y compartir información instantánea en permanente conexión con su entorno mediante dispositivos provistos con el sistema Global Positioning System (GPS) u otra alternativa semejante: mi alegre mp10, iPod “don’t touch me anymore” me dirá dónde es mejor estacionarme, dónde ir a comer con mi novia, o dónde estará para evitarla si le estoy siendo infiel.

A final de este juego de poderes, el único ganador será el lector, que tendrá lo que quiera en el momento en que lo quiera. El periodismo en su esencia de información debidamente tratada, enfocada, segmentada y comercializada no ha de morir, mas si la forma tradicional e impersonal del mismo ante un lector que tarde o temprano se hartará de una agenda setting que le diga qué demonios leer y sobre qué asombrarse.

Tomando las palabras de Andrés Azócar, Periodista y director de Escuela de la UDP, no es lo mismo augurar el fin de una industria que predecir el fin de una profesión, por lo que no podemos hablar de “la muerte del periodismo como tal”, solo la convergencia y mutación de la misma: el show de hoy y ya no el de ayer. Cuanto más “ahora”, mejor. ¿Entenderá eso la prensa?, no hay un “no” por respuesta. Alt + F4

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